miércoles, 8 de julio de 2015

GANADORES DEL CONCURSO DE POESÍA Y RELATO CORTO DE LA BIBLIOTECA

 La bailarina
 Había una vez una niña que bailaba genial,
 y la bruja Fotal, le quitó el poder de bailar.



La pobre niña se echó a llorar.
El hada Mara rompió el hechizo con un chorizo.


Convirtió en buena a la bruja Fotal con un delantal.
La niña ya podía bailar.


Hizo un espectáculo con el mar
 y muchos bailarines con patines,
 y muchas bailarinas con gomina.


Todos los niños y niñas aplaudían
mientras se reían.



 FIN

Paula Moreno Díaz 1º B de Primaria





LAS CUATRO ESTACIONES
 EL INVIERNO

Del frío que hace, es un infierno,
 todo se congela, está duro y no tierno.


LA PRIMAVERA
 Es la estación que siempre espera
 que salgan las flores, hasta en la acera.



EL VERANO
De vacaciones vamos de la mano
aunque nos piquen mosquitos y nos salgan granos.



EL OTOÑO

Caen las hojas del Madroño,
 y colorín colorado, este año se ha acabado.



Lorena Torralba Hernández 3º A Primaria

 Bienvenida: Doña Primavera
¡Din-Don!..Doña Primavera ha llegado,
y que el duro invierno nos ha abandonado.
Adelante: la estábamos esperando,
las campanas de la iglesia están repicando.


Nos quitamos la bufanda, el gorro y los abrigos
y salimos a jugar a la calle, todos los amigos.
Estamos más tiempo en el parque pues
 como sabemos, anochece mucho más tarde.


Los campos se tiñen de muchos colores,
y los jardines se llenan de bonitas flores.
Los pájaros preparan sus cómodos nidos
pronto nacerán sus lindos pajarillos.


También es primavera en el Corte Inglés
nos lo recuerdan en Telecinco, La Sexta y en Antena tres,
pero cuidado: las alergias han llegado,
tenemos que tener el pañuelo preparado.


La primavera me gusta mucho, mucho,
empiezo a zampar los helados con cucurucho.
Alegría, deporte y diversión
esto a mí: “me mola mogollón”


No descuidarse, las lluvias pueden dejarnos mojados
para eso, tenemos los paraguas preparados.
Uhmm, ya voy a poder comer fresas con mi “tata”
¡Qué ricas!, sobre todo cuando son con nata.


Con este calor, los conejos se esconden en sus madrigueras
y las mariposas revolotean sobre las higueras.
Bienvenida: Doña Primavera…¡qué algarabía!
estoy contenta y llena de alegría.


Alba Gómez Navarro 6º B Primaria




La vida oscura
El último recuerdo de Michael era esa mirada nerviosa y furiosa a la vez. Michel nació el 17 de abril de 1997 en Ferguson, los suburbios de St. Louis. Ha vivido allí toda su vida, pero él siempre ha querido vivir en Nueva York y llevar el estilo de vida que lleva la gente en una ciudad así, fuera cual fuera. No le gusta que cuando habla de Nueva York la gente se confunda, porque está orgulloso de haberse criado en la calle en la que lo hizo y lo seguirá estando y aunque no lo estuviera, no lo diría delante de ningún conocido. Es difícil expresar la razón de los valores morales cuando has aprendido de gente que vive en un barrio que en internet vendría definido como "marginal y pobre".


Hoy era 9 de agosto. Michael llevaba ya un día entero sentado en una silla irritantemente incómoda, pero no pensaba mucho en ello porque delante de él había un sofá azul igual al de su salón. No podía dejar de mirarlo de un lado a otro intentando encontrar una diferencia, ya que el suyo lo compró su padre hace 9 años y tenía suficientes años como para diferenciarse de otro del mismo diseño. La sala en la que se encontraba era muy simple, con un suelo de parqué y las paredes pintadas de beige, asimétricamente, pero eso le relajaba. A su derecha había dos retratos que, a pesar de ver perfectamente, evitaba pensar en ellos.

A las 12 p.m., marcadas en un reloj incrustado en unas paredes, se paró, haciendo que Michael se diera cuenta de que, lo que ya le parecía un día entero, solo había sido una mañana, pero no lograba entenderlo. No había cerrado los ojos desde que estaba allí y no recordaba haber dormido, pero ya era suficiente misterio el estar allí y no quería que se le cruzaran los pensamientos antes de resolver el tema del sofá. Lo que si se notaba era su mirada cansada, hasta que se abrió una puerta detrás de él. No había echado la cabeza atrás en todo ese tiempo hasta que oyó una tos ronca, lo suficiente como para saber que fumaba y que lo podría estar haciendo en ese momento. Michael también fumaba, pero no se le iba a pasar por la cabeza pedir un cigarrillo. Todo lo que podía estar pensando se interrumpió con la voz ronca de aquel hombre.

- Tú eres Michael, vamos a hablar de ti un rato. Nadie debería perder su momento de hablar- Michael no lo entendió.

-¿No te gusta el sofá? -dijo el hombre mientras iba hacia éste. -Que no te hayas sentado en él hasta ahora es…. raro.

El hombre -al que en su cabeza Michael nombró como “Sinatra”, quizás por sus facciones- llevaba un traje muy delicado, con una corbata negra. Era una de esas personas cuya mirada relajaba, pero cuando Michael la tuvo delante un rato se puso nervioso. Llevaba todo su pelo blanco y corto hacia la derecha, de forma muy cuidada. Michael era un chico gordo, aunque esto no le importó nunca, detestaba su rapidez para sudar en momentos así. Al hombre no parecía importarle, pero Michael estaba muy sugestionado, así que se secó rápida y disimuladamente. El hombre levantó la cabeza después de haber estado mirando el sofá un minuto.

- Te voy a preguntar, ¿vale? Tú, responde, pero puedes divagar lo que quieras -dijo el hombre sentándose centrado por fin.

Cuando Michael sudaba exhalaba por la boca, lo que hacía pensar que tenía problemas respiratorios y tendría dificultades para hablar, pero finalmente dijo:

- Está bien -lo dijo con un tono increíblemente firme para alguien que se encontraba en una situación así.

- Ayer por la noche robaste unas cajas de cigarrillos… ¿por qué tuviste que hacerlo?

El hombre notó cómo la mirada de Michael se desvió hacia uno de los retratos y después a sus manos. La respuesta rompió el silencio aliviando el ambiente.

- Cuando yo tenía nueve años mi padre podía estar días en casa mientras mi madre cocinaba en los comedores sociales o podía pasar semanas sin volver. Nunca me dijo en qué trabajaba. Mi madre nos llevaba en coche a la escuela y siempre pasábamos por delante de un parque al que nunca fui porque decía que era un parque para mayores. No lo entendí hasta que un día a mi padre vendiendo cigarros y seguramente droga a varios tipos. No le pregunté a mi madre por eso hasta que después de unos meses mi padre casi nos atropella con su antigua furgoneta. Pasó a nuestro lado, pero iba en sentido contrario y detrás de él una patrulla con la sirena encendida. Iban muy rápido. Entonces fue cuando le pregunté a mi madre qué hacía.

“A veces los hombres pierden las ganas de luchar por marcarse el destino y eligen el camino que creen que es fácil, pero todos los caminos llevan detrás sacrificios. Los sacrificios de tu padre son los más duros a pesar de que su camino podría considerarse el fácil, pero su camino no es el fácil, su camino es el único que tenía delante. Todo el mundo puede crear sus senderos de la nada a partir de lucha y esfuerzo, pero… digamos que tu padre no lo hizo por tomar un rumbo antes de perderlo todo. No solo los caminos que podría haber elegido, sino los caminos que ya había tomado. Todo eso lo iba a perder, así que cogió el más sencillo para el punto en el que estaba”.

Ésas fueron sus palabras. Creo que tuve que coger un camino y correr por él antes de quedarme sin uno siquiera. No lo sé. Pasaron unos segundos para que el hombre volviera a hablar.

- ¿Qué hay de tus amigos o de tu novia? Háblame de ellos -dijo cruzando los brazos como si estuviera esperando otra respuesta como la anterior, mientras Michael miraba los retratos. Las dos personas retratadas estaban ahí por una razón que empezaba a entender.

- Mis amigos han sido los mismos desde los últimos años de primaria. Todos vivíamos en la misma calle. Hemos estado juntos en la mayoría de experiencias desde esa época hasta ahora. Sobre mi novia… Salí con una chica durante dos años, se llamaba Amber pero hace ya meses que no sé nada de ella aunque aún sigue siendo importante en mi vida, pero no sé si será mutuo porque…

- ¿Cómo era ella? -preguntó el hombre interrumpiendo por curiosidad.

- Era muy dulce… Trataba a mi madre como si fuera la suya, siempre que salía de compras me traía algo, pensaba que estar conmigo era mejor que cualquier otro plan y miles de cosas así. Le gustaba pintarse el pelo y siempre le quedaba genial porque era muy guapa. A veces lloraba diciéndose lo contrario, eso es algo que me molestaba mucho. Pasaba ratos mirándose al espejo quejándose de su complexión o de cómo estaba su piel. Solíamos discutir muy violentamente cuando empezaba así.

- Entiendo. ¿Puedo preguntar por qué se acabó vuestra relación?

- A mediados del segundo año de estar juntos las discusiones iban muy lejos y creo que lo que hizo colapsar todo fue durante una de esas peleas. En el tiempo que llevábamos juntos ella no me había preguntado sobre asuntos de los que yo no le hubiera hablado por mí mismo, pero ella sabía que había más de lo que le hablé de mi entorno. Ese día me preguntó y bueno, lo demás….

- Tranquilo, no hace falta más. ¿Qué hay de tu amigo Johnson? ¿Robaste aquellos cigarrillos con él, no?

- Sí… Él ha sido mi amigo más cercano durante estos últimos años. Necesitábamos hacer dinero. Nos acabábamos de graduar y queríamos un coche. Se supone que iba a ser para cuando encontráramos trabajo pero no sé si de verdad teníamos la necesidad de… caminar por el camino que tuviéramos delante. Creo que podríamos haber pensado antes de…

- Está bien, Michael -dijo aquel hombre que parecía estar preparándose para irse- ¿Sabes quiénes son los retratados ahí, verdad?

- Son Malcom X y Martin Luther King -a Michael le temblaron los labios, pero al contrario que el sudor de antes, esto no lo ocultó porque encontró la dirección de la conversación que estaban llevando-

- Verás, Michael, no podemos hablar del bien o el mal en los actos humanos porque son los juicios de uno los que eligen lo que llamamos morales. A pesar de ello, hay puntos en los que, si rompe lo que la naturaleza rige o se cometen errores reales que repercuten en la felicidad, no se puede considerar lo correcto. Lo que has hecho a lo largo de las normas de las distintas sociedades, lo que tú has hecho está mal. ¿Recuerdas a Darren Wilson, aquel agente?

Michael dejó de ver lo que ya se había acostumbrado a ver en la habitación. El salón de la casa de los padres de Michael tenía un suelo de parqué y las paredes pintadas de beige asimétricamente. Michael no pasaba tanto tiempo en casa como lo que suele ser normal en un niño pero cuando estaba, pasaba el tiempo ahí, con padres hablándole y discutiendo con él. Algunas veces lo hacían señalándole los retratos que Michael tanto evitaba.

- ¿Te arrepientes, Michael? Michael ya no estaba en la sala beige y el hombre que Michael seguía apodando "Sinatra" se había ido, pero aún parecía poder oírse cómo Michael contestaba: "sí, me arrepiento".

El único recuerdo de Michael era la mirada nerviosa y furiosa a la vez de Wilson mientras le decía que no se moviese. Michael había cometido un delito. Ni siquiera había elegido un camino de verdad, pero fueron demasiadas balas como para haber sobrevivido y haberse arrepentido, pero no tuvo la oportunidad. Quizás de no haber estado en la habitación con el hombre con el que habló nada habría cambiado, pero nunca nadie sabría eso. Lo único seguro es que el joven afroamericano Michael Brown, después de morir de varios disparos fatales a manos de un policía, nunca pudo tener un juicio, nunca le dijo Amber que su color de piel solo le hacía más guapa, nunca pudo corregir su camino con todas sus fuerzas como le decía su madre. Michael nunca visitó Nueva York, pero miles de personas levantaron las manos en su honor y en el de los retratos de Malcom y Martin que Michael siempre evitó por la tristeza.


Carlos Andrés Menchola Sánchez     3º A  ESO